Tradicionalmente, en el taoísmo y en multitud de culturas, los árboles son considerados como el eje vertical de toda la vida en la tierra. Sensibilizarnos con esa energía, despertar nuestro cuerpo y nuestra conciencia hacia ellos es un aprendizaje y una práctica sanadora que nos lleva a encontrarnos con nuestra energía primigenia y nos conecta con una sensación vibrante de limpieza interna. Muchos de los trastornos de los seres humanos que viven en ciudades desaparecerían con un simple paseo por la naturaleza.
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